Los seres humanos estamos siempre llenos de necesidades que tratamos de satisfacer, necesidades biológicas como comer, beber, respirar...a necesidades afectivas, necesidades materiales, laborales, etc. Para lograr satisfacerlas, seguimos un ciclo formado por cinco fases. Lo importante no es tanto eso, sino el darnos cuenta de en qué punto cortamos nuestro ciclo, porque todos lo cortamos o tenemos dificultades en alguna fase.
Se llama también ciclo de autorregulación organísmica, ciclo
de conciencia-excitación-contacto, ciclo de satisfacción de necesidades, ciclo
de contacto-retirada y ciclo gestáltico.
Se trata de la descripción del proceso que acontece cuando
una necesidad organísmica emerge y pugna por su satisfacción. Esta necesidad
puede quedar inconclusa puesto que, como decíamos, en algún punto la cortamos.
A partir de una situación en REPOSO (punto 0), emerge la
necesidad en forma de SENSACIÓN (punto 1). La sensación es difusa, no tiene
nombre y se manifiesta en forma de señales corporales más o menos concretas. El
siguiente paso (paso 2) es el DARSE CUENTA, tomar CONCIENCIA y ponerle nombre a
la sensación. Le sigue la ENERGETIZACIÓN (punto 3) que es un estado de
excitación corporal que se prepara para la acción. El siguiente paso (paso 4)
es la ACCIÓN, la movilización para satisfacer la necesidad. Le sigue el CONTACTO
(punto 5) donde la necesidad se resuelve con el entorno. El último paso es la
RETIRADA (paso 6) que es la vuelta al estado de reposo hasta que emerja una
nueva necesidad.
Existe un paso entre el contacto y la retirada que es la
CONSUMACIÓN que es el celebrar el contacto, el disfrute.
Cuando el proceso se interrumpe o bloquea, se tienen en
cuenta los mecanismos de defensa. De
tal forma que el mecanismo que no permitiría la emergencia de la sensación es
la represión (no sentir las señales del cuerpo). Entre la sensación y la conciencia aparecería la proyección que
es una perturbación del darse cuenta (no sé si lo que me pasa es que tengo hambre, tenso ansiedad y me quedo en la incomodidad). Si hay conciencia y no se moviliza la
energía, se pone en marcha la introyección )a las doce de la mañana no es hora de comer) como rigidez muscular que no permite
la fluidez corporal y emocional. Puede interrumpirse el proceso y no llegar a
la acción por la retroflexión en donde la energía se vuelve contra sí de forma
fisiológica o psicológica. (no comeré esto ahora porque me voy a poner gordo) Entre la acción y el contacto se sitúa la reflexión (ahora voy...) diluyéndose el contacto en otra dirección.
Entre el contacto y la retirada se pone en marcha la confluencia,
quedarse pegado a la experiencia.
La introyección interfiere entre sensación y conciencia ya
que los introyectos se oponen a lo organísmico. Entre la conciencia y la
energetización aparece la deflexión, un apagar los motores. Entre la
energetización la acción intervienen las
proyecciones ya que su función es despersonalizarse de la acción propia y no
actuarla sino deositarla en la acción del otro. Entre la acción y el contacto
se ubicaría la retroflexión, cuya función es el no contactar con el otro sino
volverse contra sí. Entre el contacto y la retirada interfiere la confluencia, que es ese no separarse de la necesidad, quedarse pegado a ella.
El ciclo tiene dos estadios:
- Una
parte preparatoria: sensación-conciencia-energetización
-
Una parte resolutoria: acción-contacto-retirada
Si se toma como una polaridad, estos dos serían sus
extremos, hay personas más expresivas, actúan, contactan pero con poca
conciencia de sí, de modo que el camino terapéutico debería de ser el del darse
cuenta, mientras que otras personas tienen conciencia de sí misma pero les
falta poner en práctica sus introspecciones, de tal modo que la el camino
terapéutico iría encaminado a la acción-contacto.